10.3.10

Comediantes del manto

. . . sensibles a la incurvación de la capa (pulsor del comediante suelto), dando de hablar entre los matos a otras piezas del experimento. Una aparece tras el enebro, muy oscura bajo la luminaria pronunciando un discurso combinado a una danza de tres piernas, saliendo y entrando de un arbusto. Después pasa un globo muy rápido y una liebre cambia de andarivel a pocos metros por el sendero, los múltiples pétalos o triángulos que hay para oler, levantar, volver a esparcir. Una libélula mira a Zivo al reacomodarse el turbante, recita algo que el guión del toro le apunta rogándole que siga con los chistes. Venus o quien firma allá abajo, va siendo esa belleza melenar y rotatoria sobre el océano, hacia el que nos enviamos, con la claque, tras la salida del laberintío vivo. Al alba, una vez junto al agua, temblamos de devoción y humedad frente a unas olas lentísimas (deponemos ahí los antifaces). Si esto es la Raza de las Playas será uno de sus momentos, al inhebrársenos el manto de las palabras bajo el agua.

l u z v e r d e m o n o b a n a n a

20.2.10

Tar.Tara.Zain + Backbrain Temple

Dejamos el no.velamiento de Zivo, un vitalicio de la EEVAV que colabora con naKh ab Ra en la novela Tar.Tara.Zain, textil que mereciera otras entradas en el blog, ya que proviene de celebradas estadías con la Raza de las Playas en la región de las dunas. Se roza aquí un encuentro cercano que no deja de pasar.

Ele-Van

(...)
Gracias a la roseta merovingia desde la que se fecundaron los rayos a medio camino, no sólo Makashana en su nube coagula una peluca, sino una cápsula adicional que aparece y se envía por contracciones uterinas, aparición delatada por unos chimangos que acriollan la postal. Mientras tanto la navícula, en su magisterio diplomático, se instala en el foco preciso –desenfocador–, que la adelgaza en la conjunción micro-macro entre cerebro y backbrain, en un punto autobjetivo de parición, al filo de esa clase de manifestaciones que se producen por una fina capa de cal Milagro. El aparatito se acerca desplegando una corriente de realidad hecha de la coincidencia entre la caverna ocular y la embriología de una mina eyectando pedrerías, la yuxtaposición de un punctum de vehículo con unos biofotones fisiológicos, en una serie de cambios de escala que no dejan de interferirse sobre el mismo hilo-rotor, allí donde se actualiza como soufflée o rueda. El efecto es idéntico al de esas medallitas que muestran su dibujo virtual al girar velozmente sobre sí mismas. El dibujo que aparece no es el que está inscripto de un lado u otro sino uno del tercer tipo: el que repara a los otros dos. Realidad que va en continuum con su irrealidad generando un reel sobre el que se sostiene y concreta la venida. Dándole tensión de cuerda a ese secreto a voces de la tensión de la cuerda, ignorando el cómo de la tecnología pero ejecutando el esto de la adivinación. En ese templar adviene el encuentro con el tercer tipo que los civiles desacreditan al manejar tan sólo B o A, y no BA ni AB y tanto menos ABBA.

Pues bien: allí va Tim AL, con sus dreadlocks de amianto, para recibir a la tripulación del aparato a media altura. Es un pequeño triángulo amarillo con aspecto de colchoneta, como una iod hebrea temblando en el aire por el calor de la corriente que la insufla. Tim está recibiendo a unas cabezas de alfiler haciéndole dedos. Se mueven articulando diversos hilos y cromaciones puntiformes. Las entidades aracneicas empalman a los nadis de Tim AL y a un tendón de Makashana: “Tomen a Nícola en el Point des Macandas”. Y eso es de lo poco que pudo anotarse en nuestro minicerebro abdominal, ya que el resto iba inervado a una experimentación de ingeniería gracias a la simbiosis de unos tejidos (o capa) que quedarían de allí en más como una aparatología anteniforme (en lo imponderal), que no veríamos más por tres años, aún cuando nos fumáramos todas las cacas del Go.

A modo de intercambio le ofrecemos a los puntiformes una pequeña canasta con los tesoros enteobotánicos de Gyula: la aceptan de buena gana pero escupen las cáscaras, consumiendo en el acto el fuego inseminado a las golosinas. Si se hubieran relamido hubiera sido menos elocuente que sus bisbiseos de goce y melodía. Una vez que parten en su vehículo recogemos las cáscaras expulsadas porque según Tim AL, siguiendo algunas de las sugestiones de Gyula, a nosotros nos toca tratarlas y digerirlas: las famosas limaduras de llave, a millas de Yahve.

24.1.10

Los Pozos de Pharphar.


6 – Habitantes de la Ciudad Hipóstila.
Tienen sus moradas sobre una colina en forma de cono, construida desde la base hasta la cumbre sobre una ancha terraza en espiral. Cada vuelta de ésta es de la misma especie, pero cada lado difiere de los demás. Sus habitantes se trasladan a pie o volando a fin de penetrar en sus variedades.
Acudir a estos peregrinos alados en un rito que propicie el viaje astral, o si el arte de la bilocación es la meta.

7 – Las Susurrantes. Espíritus del Bosque de Basalto.
Formas de reluciente esmeralda moran entre ramas oscuras y hojas en sombra; están apenas escondidas y sin embargo pasan inadvertidas. Se las escucha disimuladas entre las emisiones de las ranas. Las obras que pertenecen a su género son la creación de elementales que favorecen los encuentros durante las itineraciones nocturnas.

8 – El consuelo del Justo, los Infortunios del Hisopo, de la Ruda y del Ajenjo.
Se mueven en nudos y anillos armados con látigos: de vez en cuando aúllan como si fueran golpeados. Pero su movimiento es una danza y su aullido una oblación. Se repliegan como grillos en las hojas de las plantas mencionadas. Asistirán en las operaciones que controlen e iluminen al Vígía Inferior o Morador en el Umbral.

16 – Guardianes de los Pozos de Pharphar.
Vigilan sobre las fuentes hechas con torrentes de resplandores rápidos, en medio de dunas que muestran fragmentos cristalinos: sumergen sus manos para dar de beber de su fuego vivo a quienes vienen a ellos. Son buscados durante la Siembra que trasciende el Tiempo.

La fuente es el Liber Scientiae, la Llave de los Treinta Éteres, perteneciente al sistema de la Magia Enokiana, cuyos aspectos visibles (históricos) señalan a los magos isabelinos John Dee y Kelly, que son apenas una de sus escalas, al menos desde los libros revelados de la gnosis angelosófica del profeta Mani.
Dentro de las ejecuciones de la EEVAV en su Región de las Dunas (según Al-Karim Yili), algunas de estas llaves angélicas aparecieron como limaduras de llave: en su granulación extra-sistémica, por rayos de mundo.

Shar Ziwa (*