7.12.09

Fraternidad Polar

Orientación Tierra de Hurqalya, sector telecomunicaciones (EOA-EEVAV-ECIR), dramaturgia de éxtasis, ciencia presencial, octavo clima, parusía a corto plazo, dimensión polar, polo ctónico-celeste, aventura molecular, hermandad de los serenos.

Firman los carteles.

4.12.09

Diario de los Terapeutas (003)


Mani said:
"The other religious organizations condemn us because we worship sun and moon, and represent them in images. But they do not know their real natures, they do not know that Sun and Moon are our Path, the portal whence we march forth into the (heavenly) realm of our (true) existence, and this has been declared by Yeshu."
--- La Luna es un ducto vasto, rampa que nos lleva y trae. Su arteria es la que nos amariza a este lado o la que nos dispara afuera hacia el Océano (el espacio). El medio de transporte, la que lleva y trae, la marea de algos. La Luna es el ducto para despertar o irse a dormir.

--- Las sucesivas vueltas que tuvimos después de cada disparo se hacían a través del empalme con la arteria azogada (:dentro de una fisiología reticular de ciudadelas) arteria que al momento de empalmarla (al momento de eyectar o al revés: al momento de amarizar aquí) se reabsorbía de inmediato, de un lado, hacia algún ojo -el tercero, cuarto-, y del otro lado hacia la Luna misma, ya otra (aquí encima), una doble cuerda que se desplegaba o replegaba en un súbito de cinta métrica, un doble embudo.

--- Los Cherokees también hablan -los oimos- del embudo de aguas vertiginosas por el cual se entra al mundo de los muertos, un ombligo de aguas por el cual se sale y entra.
Unos días después leímos que los gnósticos peratas se consideraban conocedores de las vías a través de las cuales el hombre entra al mundo. Esas vías son planetarias aunque desde el punto de vista de las fibras, no de los sólidos: desde el continuo de la fisiología adamita.
Este doble embudo lunar que resultó ser la vía por la que re-ingresamos cada vez a la orilla de la Estación, será un tipo de vórtice o punto de capitoné, por el que alguna vez hasta el soldadito de plomo se hundiera.

--- La adhesividad a la forma (no nos hacemos los distraídos) implica compasión para consigo y el mundo; de otra manera podría pasarse al otro lado por impiedad consigo y la tierra, bhairava temerario. Lo que existe sobre este mundo existe por lo que llamamos, con los terapeutas del desierto, un punto de compasión, punto de contracción que con-pathiza y hermana (humaniza), ni muy alterado ni muy puesto a prueba (las grandes pruebas del espíritu, Michaux), aun por los arties y profetas más osados.

--- Lo que se da con facilidad es este punto de individuación, el automatismo de la regulación compasiva, cuando la dificultad durante el malabar, reside en dejar pasar de largo la contracción (la devolución a la orilla, con los pescadores) y hacernos penetrar por las funciones impías atrayendo sus series fortuitas de vidas y muertes no-humanas: extra-cósmicas.

--- Hay una impasibilidad de eso (el sistema nervioso extra-cósmico, las cápsulas de cinabrio) hacia nuestro acceso o no a él, impasibilidad que es a la vez una confianza inintencional aunque funcional, ya que eso trabaja de cualquier modo, con o sin nuestro acceso. Las inteligencias (diademas) que itineran, parecen denticiones sin propósito homogéneo que por su variación misma generan un plano de transeuncia total, de más-internación, por el sólo hecho de instilar semejante afuerisma itinerable.

--- Esa exterioridad invita menos de lo que se creería: se está o no se está, se pliega o se despliega a uno y otro lado. Sí, en cambio, rocía una encantada contemplación de la planicie, el mesocosmos a irrigaciones, borde de éxtasis silencioso que se entera a fondo (pero sin cerebro, sin fondo) de su participación en los coros de silent watchers, las miríadas de montes de los vigilantes invisibles.

--- Las inteligencias moleculares auscultan por rayonamientos del entorno, siendo su láser el despliegue de un inteligencia (un mentalismo -diría Whitehead-). El plano es indiferente por naturaleza. Pero no sus células teofantes, que orbitan ejecutando acupunturas y extracciones en umbrales de fisiologías indiscernibles de otras fisiologías adyacentes, sea la del mar, la de un ladrido, la de la duna, la piel del arbusto o la del amigo. Esos celulares nutren los afectos devocionales de la hermandad de los serenos.

--- A veces los terapeutas operamos con diademas a través de sintonías basculantes sobre un umbral en determinación con los niveles físicos (y sin embargo continuas correas: serpientes afro o de Asia Menor: el Caduceo fakir de los médicos maravillosos).
Pero las diademas son médicas ellas mismas: tienden a la autorreparación de circuitos y a la prolongación ad infinitum de las correas y coros.

--- Si microcelularmente portamos particlos de una zona a otra, a través de texturologías luminosas (sea para encender un cirio en la médula, o para relevar una geosofía de percepción y conocimiento), uno entonces mantiene vínculos con esas cápsulas que, de pilotearse tangencialmente, sin dedicación exclusiva mas con orientación respiratoria, modifican la organización del sistema nervioso para descentralizarlo hacia las lindes.

--- Se trata de una operación sobre la distribución de las unidades y flujos que componen las otras pieles, las sinapsis de otra edad, seguimiento no analítico por el que se experimentan las mayores intensidades mesocósmicas sin reducirlas a una organización. Plan de riqueza y variación, por el que una vez que asperjó el don para acceder al mesotes en diferentes circunstancias durante una vida o varias, ya no se lo estropea con enderezamientos a posteriori, de artista o doctor.

--- Recordamos siempre, desde el primer candor, el calor anomal en la nuca emergido ipso facto tras la caída sobre la arena, al regresar por la Vía de la Luna, Jordán abajo, y de cara al estrellerio o entiterío, mientras automáticamente expiramos a la vez, durante minutos y minutos de conspiraciones corales: Haaaaaaaaaaaaaa ...