25.9.09

Luz Verde (Seiko o Quartz)

De Delius Lozupone para Umbanda-Jackson, relato de NaHaR, 2003

¡Se inicia en un frenesí batuqueante!
cuando brillan las velas de la última cena
por entre un patchouli de goteo exasperante:
“Es el estalactar
directo al paladar,
al paladar, al paladar” ...

Amante y superdotada cuerda de la noche
en todas las anfetamínicas cuevas de estío
dátil-entes cuevines de es-trino con el amigo
con la madonna di luna que arrasa serenatas y serenos:
“Te llevan encinta las olas y la música de las cintas”
musicáreas de años A tocando su B lado
de pájaros que noctivuelan a la sombra
de una nitroindagante flama directa al cardiosoma
en una microenzima que lleva una velocidad de tormenta
un micro encima que al segundo de soplarte
te rubrica un 0-100 de acelerador de particlos.


Cuánto deseamos este brillanterio a la sordina de la flauta
en la nota que abruja la hermana en la sintonía
y cuanto más toca más sintonizada ameba, en lo amiga,
de estar en la vida de las sintonías deslizándolas más cerca
en el brillo de la orillavatio cuando pinta y pita fresca.
Y al pasar de tan fresca tintura platéanos la brea con su nevisca.

Lo que se empieza a soltar, orate-acá, es una i-luz.
Y oráte-allá una exoración y
oráte más acá
el contraste de las arenas con el firmamento al ras
el plexo megalítico del ya-no-más con la membrana ecoica del
dáme
que cuanto más da más sano
y del ayer-nomás, no más;
y del no tomás, no más
y de Santo Tomás: jamás.
¿Al ver verás?
Sí:
dáme más,
dáme más y dame más.

Y ahí te vas, puntada de razón, ahí te vas.
Con tu gancho de alta o baja cultura.
Se acerca una voluptuosa secreción babilonte en el aroma:
“¿Pleromé ahora? ¿Pleromé? ¿Pleromé ahora?”.
Meáme ahora Pleromé y Pleroma, con tu fuente indecente y querubínica.
Y a la estrellante fugaz pedíle: “Que todo siga como está”.
Héte allí la primera fugaz sin el hombre que te pide
la del in-nombre puesto a gozar en tu inpresencia-yah.


Sí, adelante, hablen.
Este relieve o relevancia de dar a hablar.
Dar
HA blar.

Daaaaaaaar. Haaaaaaaaa. Blaaaaaaaar.

Androide y vertebral la voz ya está,
ya suena,
no más palabra
sino el incluitivo repasar del verbo
hhhaaaaaaaaaaa.

Entre entregado y prudente ante más entrega
subo la diagonal.
Su diapasón de calor atrae y confunde
y el Uno se confunde al calor.
Y una vez que sacado a bailar subo y bajo
por las estribaciones adeneicas del hawaicama
el telarañar de la verdedad tararista arroba.


En la miliplaterina ola levanto el signo del aleluyama
entre arre-arena y rancho-reo y mardeísta ohmar
abre y grúa la dunedaida
ante el oh séanos en la fibra asanta fantasmas.


Qué decir “mar”. Qué decir “luna”.
Hubo que decir “relampagancia”, “cosmoesfínter”, “menta dérmica”.
La cuestión de mar se vuelve cuestión de destreza en
amores-tressor:
la alhaja del islar, el sinestesión de roces-iones, la silfidina lupular,
¡la celestina del sustainbowl!
en clave de musicar que convexa en ola o collar
y hasta en un sal picado cuello de ostra:
¿lo habremos de tragar?


Luz Verde Mono Banana (Seiko o Quartz)

15.9.09

Las vegetoplantas que salen ...

Sigue un fragmento extraído de nuestra extática de Montano, Vio de Silvana, hacia la misma geodésica y noche que indaga Zahriel en la entrada anterior, indunación que se enmaría y continúa en www.ilsva.blogspot.com

He recorrido las noches en Serpenteos instintivos y escuchando a lo lejos los cantos del Khadir. Despreocupado o elíptico Vagabundeo pues las dunas confunden el norte, aunque el que busque es el oeste, ahora mismo confundo el sur con el este, o tal vez el que creo el este -es la noche- es en realidad el norte astral.

Parpadeo-Descubro: avistar el mar cada tanto y desde una duna intentar adivinar los puntos cardinales, en la playa; pero ya conozco que la playa marea según la mare.

Palpo el serpenteo acuático en la duna. El serpenteo subfluvial me conduce como por lianas empapadas subterráneas llenas de redes y raíces cavernícolas y acuáticas o caudal que bebe; -las raíces y las ramas- de agua -tan profundas y superficiales a la vez que envuelven la duna en la respiración, venífera y subterránea como el caudal que corre-; y como internos conductos.

Son La liana; es acuosa -viscosidad formada por la humedad de la liana- tejida entretejida de otras lianas; Yo ya no soy un hombre; ni un viajero; ni un vigía; siendo ese curso; es la parte exterior o de superficie del conducto en la duna: es la película membrana de liana de la capa que envuelve el canal subdunal, venífero, es mi pie que pisa la liana, y la arena húmeda del caudal, y el serpenteo. Son Raíces que serpentean y es agua y conducto -de raíces y lianas-, lo sigo al pisar del serpenteo. El serpenteo es elíptico; no caprichoso. Es el lazo entrelazado que se bifurca al llegar en un cruce en dos. Un dos que nunca deja de ser lazo.

El serpenteo sigue las trenzas de la maría y de la Playa. De las raíces que llegan a los brazos y la gran mare que mantra. El Serpenteo va como SUBIBAJA como túnel subfluvial como liana. Entonces me pierdo, y llego a la Playa siguiendo el sierpe –y el mantrar de la mare-a.
La Noche la deja perdida, y por de pronto llega a la Playa.
La luz ambivalente de la costa le causa risa: el gozo. El praderal al costado, el camino y antes: Ha visto Gusanos de seda Bellísimos que saldrían de las flores de la duna para perderse en el movimiento; desenvolver o rodar. Flores que se reían en sueños heptopupilares y geométricas –osmótico- lo más Púrpuras o Pureales. Sensitivas Púrpuras Astrales, violacias y lunales. La luna plenilunar que todo lo puede con su estela. Las vegetoplantas que salen a insuflar. La tierra Santa.
La mujer, el viajero, la niña o el forastero; o el marciano o la marcia, la estrella sanjuana del-a-serpiente, lo logra. Todo lo logra a pesar o por la muerte que habla en ancestros y por venir. Entonces ve la estrella.