10.3.10

Comediantes del manto

. . . sensibles a la incurvación de la capa (pulsor del comediante suelto), dando de hablar entre los matos a otras piezas del experimento. Una aparece tras el enebro, muy oscura bajo la luminaria pronunciando un discurso combinado a una danza de tres piernas, saliendo y entrando de un arbusto. Después pasa un globo muy rápido y una liebre cambia de andarivel a pocos metros por el sendero, los múltiples pétalos o triángulos que hay para oler, levantar, volver a esparcir. Una libélula mira a Zivo al reacomodarse el turbante, recita algo que el guión del toro le apunta rogándole que siga con los chistes. Venus o quien firma allá abajo, va siendo esa belleza melenar y rotatoria sobre el océano, hacia el que nos enviamos, con la claque, tras la salida del laberintío vivo. Al alba, una vez junto al agua, temblamos de devoción y humedad frente a unas olas lentísimas (deponemos ahí los antifaces). Si esto es la Raza de las Playas será uno de sus momentos, al inhebrársenos el manto de las palabras bajo el agua.

l u z v e r d e m o n o b a n a n a